Sumario

TD.

NOS PREOCUPA

PATRIMONIO QUE SE RESISTE AL OLVIDO

LA HISTORIA INQUIETA

El Guadiana en las inmediaciones del Molino de Griñón

Por tercer año consecutivo las descargas de agua subterránea en el Guadiana alimentan al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Gracias a ello, el parque sobrevive a dos años hidrológicos extremadamente secos: 283 litros caídos en 2014/15 y 268 en 2013/14 (Fuente: daimiel.es). En la actualidad, el charco más próximo a los Ojos del Guadiana se ubica (río abajo) a 400 metros del antiguo nacimiento. Afloró en abril de 2013. Su superficie se ha reducido notablemente pero sigue aguantando como símbolo de la recuperación. Cuatro kilómetros al oeste, al pie del antiguo molino harinero de Zuacorta, nos hemos acostumbrado a ver la zona con agua. Sin embargo, la buena noticia de un Guadiana vivo, aunque no del todo recuperado, se enturbia por las amenazas que se ciernen sobre el futuro del río.

La viña en espaldera

““El viñedo en espaldera: nueva realidad en los paisajes vitivinícolas de Castilla-La Mancha” es el título del trabajo que Ángel Raúl Ruiz Pulpón realizó para el Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles de 2013, donde profundiza en las consecuencias de la extensión de la viña en espaldera en La Mancha. El mayor inconveniente es la disponibilidad del agua necesaria que permita este tipo de viñedo al ser más sensible a los periodos secos. Además, las variedades importadas de tinta para satisfacer al mercado europeo requieren mayor humedad.

El estudio señala que en 2010 el 18% del viñedo de Castilla-La Mancha era en espaldera. La expansión ha sido tal que está sustituyendo a los cultivos de regadío que más altos requerimientos de agua tenían como el maíz, la remolacha o la alfalfa. Por tanto, estaríamos ante un nuevo ciclo productivista ligado a la sobreexplotación del agua subterránea, esta vez ligado a la viña en espaldera.

Ruiz Pulpón revela que, en 2013, el consumo de agua subterránea en el acuífero de la Mancha Occidental para la viña en espaldera era ya de 70, 8 hectómetros cúbicos, un tercio de lo que la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) planeaba como dotación para todo el regadío en el Plan Hidrológico del Guadiana (2016). Según el autor del estudio, la causa de este desequilibrio es que se han reconvertido viñedos regados con pozos ilegales. “La administración regional no constató, en su momento, que las parcelas objeto de transformación contaban con derechos concedidos por la administración hidráulica”, señala el artículo.

En conclusión, para el autor el paso a la viña en espaldera “se debería haber llevado de una forma más ordenada y prudente, en coordinación con el resto de las administraciones, sobre todo la ambiental y la agraria, ya que la espaldera se ha convertido en un elemento más de presión sobre los mermados recursos hídricos del territorio, poniendo en riesgo (…) el último Plan Hidrológico de Cuenca”.

El Plan Hidrológico del Guadiana en peligro

Las últimas noticias reflejadas en los medios de comunicación ratifican la certeza de las conclusiones a las que llegaba en 2013 el profesor Ruiz Pulpón. El pasado 8 de enero el Gobierno de España aprobó la revisión de varios planes hidrológicos, entre ellos el del Guadiana. Es el instrumento más importante que tienen las confederaciones hidrográficas para alcanzar el buen estado cuantitativo y cualitativo de las masas de agua, objetivo marcado por la directiva europea conocida como Directiva Marco del Agua. Debía haberse alcanzado en 2015. Sin embargo, esta revisión amplía el plazo hasta 2021 debido al fracaso del plan.

 

La revisión no ha tenido el mejor de los inicios. Los regantes han amenazado con demandar a la administración porque no les da toda el agua que necesitan para una superficie de regadío que ha aumentado. Al plan también se opone la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que apoya el Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG). La Junta pide al Ministerio de Medio Ambiente que aporte 40 hectómetros cúbicos más para la legalización de pozos. Por último, se ha aprobado un nuevo plan para la viña en espaldera para España del cual un 50% del presupuesto se lo llevará Castilla-La Mancha.

Según la Asociación Ojos del Guadiana Vivos (AOGV), antes de prorrogar el PEAG, es preciso conocer con detalle lo realizado hasta ahora por el Consorcio que gestionaba dicho plan. La actuación principal fue comprar derechos de agua para luego adjudicarlos a una serie de explotaciones prioritarias, siempre y cuando fuera compatible con la conservación de los espacios naturales protegidos como Las Tablas de Daimiel. El principal problema para estos espacios es la sobreexplotación de las aguas subterráneas, cuyo reflejo más evidente es que en los Ojos del Guadiana sigue sin haber agua.

AOGV pide una memoria pública con más información sobre aspectos como las adjudicaciones otorgadas y sus dotaciones de riego o confirmación de que todos los derechos de agua adquiridos estaban inscritos y que los otorgados no eran sobre captaciones denunciadas. Además, es necesario en dicha memoria que conste si la gestión del Consorcio del PEAG ha mejorado la situación ambiental de la zona

El Guadiana sigue “privatizado”

La plataforma Salvemos Las Tablas ¡YA! se une a esta exigencia de participación y transparencia. En este sentido, quieren estar representados en las comunidades de usuarios de los acuíferos. Se quejan de que sólo aquellos que tengan un pozo inscrito pueden estar en las comunidades, sin que haya nadie en representación del movimiento ciudadano sensible a la protección del medio ambiente. Tampoco en la Junta de Explotación, dependiente de la CHG y encargada de fijar las dotaciones para riego, se cuenta con representantes de dichos colectivos. Así lo reivindicaron en un manifiesto leído en su tradicional cita de diciembre esta vez en la Laguna de Navaseca.

Salvemos Las Tablas ¡YA! también denunció en dicho acto el incumplimiento de la sentencia de 1994 del Tribunal Supremo que declaró los Ojos del Guadiana como dominio público. El secretario de Estado de Medio Ambiente en 2013, Federico Ramos -hoy investigado por el caso de corrupción Acuamed-, anunció en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel que se estaba trabajando en ello desde la CHG. Sin embargo, solo hay que darse una vuelta por el río para constatar que la ocupación del Guadiana sigue siendo una realidad. Los pívots riegan en Los Ojos como si nada de esto hubiera ocurrido.

Un Plan de futuro para Daimiel

La oportunidad de convertir a Daimiel en un referente turístico de interior está al alcance. La protección de las vías pecuarias brinda la ocasión para unir Las Tablas de Daimiel con la localidad.

Daimiel puede representar un excelente plan de viaje. Un destino con propuestas sencillas, complementarias y abiertas a todos los públicos que, por extensión, redundaría en la economía de la zona. Una oportunidad única de progreso al alcance de la mano. Se trata de explotar las sinergias que entran en juego en torno al turismo, sirviéndonos de las herramientas que nos brinda la legislación y que actualmente no están suficientemente aprovechadas.

Las últimas cifras aportadas por el Ayuntamiento de Daimiel en la pasada Feria Internacional del Turismo (FITUR) reflejan el talón de Aquiles del turismo de Daimiel. De los 180.000 visitantes que tuvo el parque nacional en 2015, sólo 25.000 pasaron por las oficinas de turismo municipales. Un 13,8%. Si consideramos que, además, una de estas oficinas está situada en Las Tablas y se lleva más de la mitad de las visitas, el porcentaje de las que lo hacen a la localidad se queda lejos de alcanzar siquiera el 10%. Además, los datos recogidos de la oficina junto al centro de visitantes del humedal son engañosos, no se pueden incluir directamente en las alforjas daimieleñas, ya que ese puesto se comparte con el ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos.

Los cifras revelan, por tanto, un desequilibrio sobresaliente respecto al caudal de público registrado en el parque nacional y perpetúan la desazón presente en las sucesivas administraciones municipales, incapaces tras más de cuatro décadas de dar con la fórmula que inyecte en el GPS de los turistas el destino Daimiel como visita obligada. La buena noticia es que el margen de crecimiento es grande. En un contexto económico adverso, duplicar estas cifras sería una fuente de ingresos para la localidad muy necesaria ¿Cómo hacerlo? Para construir esa respuesta habría que hacerse una pregunta previa ¿nos estaremos equivocando yendo durante tantos años a buscar a los visitantes al parque una vez que lo han visitado y con su plan de viaje ya decidido? 

Un parque masificado

Las Tablas de Daimiel es el parque nacional más pequeño de la red. Ofrece un único acceso al que se llega rápidamente en coche, y todos los servicios se concentran en la zona de aparcamiento que está alejada de las poblaciones del entorno. La consecuencia es doble. Por un lado se genera masificación y contaminación acústica enemiga de la conservación del parque y de la calidad de la visita; por otro, se desincentiva la visita a los pueblos cercanos que ven pasar a los visitantes sin aprovecharse de este flujo.

Existen ejemplos de cómo otros parques nacionales han resuelto con eficacia el problema. En Torla, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, existe un servicio de transportes con salida en la localidad que conduce hasta el aparcamiento de La Pradera de Ordesa, inicio de los senderos que se adentran en el parque. En temporada alta, sólo se puede acceder en autobús. La obligación de dejar el coche en Torla regula el flujo creciendo el número de visitas al municipio. Lo mismo ha ocurrido en Boí, en el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, donde vehículos autorizados de la localidad trasladan a los visitantes hasta el inicio de los itinerarios en Planell de Aigüestortes. Por supuesto, siempre está la opción de trasladarse a pie o en un vehículo no motorizado.